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miércoles, 24 de agosto de 2011

La mujer y Maslow

Mientras esperaba el metro, estaba repasando:

"Aunque vengan teorías nuevas, me quedo con el viejo Maslow. Podrá ser criticado, que es muy teórico y no se puede medir lo que plantea. Hablando entre nosotros, qué teoría acepta una medición exacta. Sobre todo se le critica que es muy difícil conseguir ejemplos de la última escala de necesidades, la de la autorrealización. A pesar de eso me quedo con él. No hay otra manera de motivar y de motivarnos a nosotros mismos que apuntar a la satisfacción de alguna necesidad. Es obvio. Y también es obvio que lo que nos mueve está siempre relacionado con algún factor emocional. De ahí las dos formas de presentarse las motivaciones: la aparente, es decir la que "aparece", la que vemos, la que creemos, y la de trasfondo, que puede estar oculta incluso para nosotros mismos."

El metro apareció por la curva, enfiló al andén, se detuvo. Atestado. La primera fila tras la puerta, compacta. Tres hombres, dos mujeres, uno al lado de la otra, casi uno encima de la otra. Imposible entrar. Hice un empeño, estaba, salí expulsado con violencia. La muralla humana no se compadeció. Malhumorado vi como el tren desaparecía. Era el tercero.

"Vuelta a Maslow, no queda otra. Necesidades y motivaciones hermanadas. Satisfechas las necesidades estado de equilibrio. Necesidades insatisfechas, frustración: ¡hasta la próxima! Aprovechando mi propio ejemplo, mi necesidad de viajar rápido, imposible, por lo tanto ahora estoy frustradísimo. Llevo veinte minutos esperando y estoy aquí inventando qué excusa puedo dar.

Señor Pérez, el metro pasó lleno, no una, varias veces.

El señor Pérez dirá: ¡Y la empresa qué tiene que ver con el metro! Y lo dirá con toda la suavidad de que es capaz, es decir, ninguna. Sólo con su mirada me sentiré del tamaño de una pulga.

"No es difícil motivar a la gente, hay que atender a sus necesidades que, como pensaba hace un rato, son principalmente emocionales. La gente cree que una motivación poderosa es el dinero, por ejemplo. Nunca es así. Lo que motiva es lo que se puede conseguir con el dinero, y generalmente es seguridad, placer, ser querido. No mucho más. Somos muy limitados los seres humanos. Por ejemplo, si el señor Pérez dijera:
Mire, entiendo que el metro haya venido atestado y entiendo que usted, a pesar de su empeño, no pudo llegar antes; no se preocupe, hombre, todo se arregla conversando. Si el señor Perez fuera así yo estaría mucho más motivado para ir a la oficina." Es cierto que sería otro señor Perez, una suerte de marciano apellidado Perez.

Venía otro metro, se detuvo, apretujado contra una mujer, finalmente entré. La mujer a la que empujé me observó fijamente. Pensé que era por la incomodidad causada. La miré para disculparme. Me resultaba conocida y no sabía de dónde. Mi memoria es buena para fijar rostros y pésima para juntar nombre con cara. Olvidé a Maslow. Y entonces sucedió algo sorprendente con la mujer... Pero eso es motivo de otro posteo.

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